6 de ARÁBIA.De DAVID LEAN
Es, sin lugar a dudas, una cita ineludible para todos los amantes del cine. .
Con 10 nominaciones a los Oscars del año 1962, obtuvo un total de 7 premios correspondientes a: mejor película (Sam Spiegel), mejor director (David Lean), mejores decorados en color (John Box, John Stoll y Dario Simoni), mejor fotografía (Freddie Young), mejor montaje (Anne V. Coates), mejor banda sonora original (Maurice Jarre), mejor sonido (John Cox). Aunque la película nos relata la vida de T. E. Lawrence, es sin embargo el desierto el que marca el ritmo interno de la misma, desde el personaje de Lawrence, un inadaptado militar que ama el desierto, y es en ese inhóspito lugar en donde se encuentra a sí mismo, el lugar que da sentido a su vida. El director David Lean da a la película un ritmo interno propio de la vida en el desierto, un ritmo lento, cansino, pero a su vez hechizante y apasionante. Todo en la película está marcado por el desierto, incluso en las magníficas secuencias durante la estancia de Lawrence en los cuarteles del Cairo tras tomar Aqaba, el desierto sigue presente a través de las ropas árabes impregnadas de polvo que Lawrence no se llega a quitar. Lean nos ofrece una imagen del desierto dura y cruel, pero a la vez romántica y embriagadora.
Para percibir la categoría artística de Lean es suficiente con ver la primera secuencia en el desierto. Lawrence apaga una cerilla en el cuartel del Cairo, y en una irrepetible elipsis narrativa, tras apagar la cerilla, nos enseña inmediatamente un amanecer en el desierto de una belleza asombrosa, para pasar a enfocarnos la inmensidad y la soledad de los parajes por donde aparecen a lo lejos y detrás de unas dunas, dos camellos llevando a dos personas sobre sus lomos. Están filmados mediante un plano fijo larguísimo que pasa después a un plano corto para presentarnos a los personajes que van sobre los camellos, Lawrence y su guía Bedu. Pero cuando se ponen nuevamente en movimiento, Lean los sigue con planos medios y largos utilizando travellings muy suaves que en combinación con la música de Jarre convierten los pasos de los camellos en perfectos movimientos de ballet sobre unos parajes de ensueño que hacen de ésta, una de las secuencias más bellas filmadas en más de 100 años de cine.La minuciosidad por el detalle, por ofrecernos las sensaciones reales de la vida en el desierto, hacen que esta película tenga una duración de casi 4 horas. Hoy en día sería imposible realizar una película tan larga en la que las secuencias espectaculares y de acción se miden con cuentagotas, y a buen seguro se contaría la historia en apenas dos horas, pero quedándose a años luz de la emoción que nos hace sentir la película de Lean.
El perfecto reparto es una de las claves del éxito de la película, consiguiendo una veracidad en la forma de actuar que nos da una sensación de autenticidad difícil de conseguir.
Peter O´Toole es una magnífica elección para el papel de Lawrence, con un acento genuinamente británico, (O´Toole es irlandés), logra que identifiquemos esa forma de hablar con la del auténtico Lawrence, aunque nunca le hayamos oído. Su interpretación está llena de contrapuntos: ira, tranquilidad, sobriedad, emotividad, intranquilidad, depresión y alegría son algunas de las sensaciones que Lawrence llega a experimentar durante la película, y todas ellas resultan muy creíbles ya que la interpretación de O´Toole muestra una perfecta ambigüedad necesaria para un personaje que nunca llega a saber bien quien es. Parece tener más una multitud de personalidades diferentes, que una identidad clara, moviéndose continuamente a base de impulsos.
Magnífica interpretación igualmente de Omar Sharif, manteniéndose siempre y de manera voluntaria en un segundo plano detrás de O´Toole, sin pisar el protagonismo del personaje principal, pero acompañándole perfectamente, e incluso ensalzando los valores de un Lawrence a quien admira y al que seguiría a cualquier parte.
Aunque no menos impecable es la actuación de Alec Guinness como el Príncipe Feisel, dándole un realismo tan grande a su interpretación, que sino supiéramos que es Guinness apostaríamos a que se trataba de un auténtico Arabe. Su forma de hablar, sus gestos, su parsimoniosa forma de ser, su sentido de la responsabilidad y su dureza mental hacen de él el perfecto príncipe Arabe que requería la película.
Anthony Quinn, sobrio y correcto, no llega sin embargo a la altura de O´Toole, Sharif y Guinness.
La secuencia del espejismo en la que aparece por primera vez Omar Sharif en pantalla atravesando cientos de metros de desierto en camello para defender su pozo de agua, es grande no sólo por la carga dramática que desprende sino también por el perfecto dominio que en ella demuestra Lean para manejar a la perfección el espacio y el tiempo cinematográfico con una carga de tensión creciente que descarga de golpe cuando Omar Sharif le dispara al guía Bedu, ha pasado a la historia del cine como una de las más colosales jamás filmadas.
David Lean no es tan solo un genio de la dirección, sino que es capaz de expresar como muy pocos directores, las motivaciones, los anhelos y los sentimientos de los personajes de sus películas. Ofreciendo siempre unas caracterizaciones magníficas de los personajes.
LAWRENCE DE ARABIA es una obra maestra descomunal que debe figurar en la videoteca de cualquier aficionado al cine.

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